viernes, 8 de abril de 2011

viernes, 1 de abril de 2011

lunes, 12 de enero de 2009

RE-CREANDO LA EMPRESA

Matizaciones respecto a la empresa en camino hacia un desarrollo sostenible.

Preámbulo: Estoy dando por supuesto (cierto) que la convivencia entre personas es una asignatura difícil de practicar y una de las causas principales de infelicidad entre humanos। Uno de los ámbitos fuertemente afectados es el de la Empresa। Generalmente los conflictos y fracasos con más difícil solución surgen por lo que denomino y englobo en el concepto “problemas de convivencia”

Una Empresa en la que trabajan personas entiendo que no es otra cosa que una creación intelectual y ética entre personas. Su base real no es física. No se recogen empresas en la tierra o en el mar ni nacen en los campos. Las empresas no se encuentran en el espacio de tres (o cuatro) dimensiones en el que vivimos; no tienen color ni se pueden medir, ni pesar. Su existencia hay que buscarla en el componente espiritual (no material) de las personas. Conceptos semejantes nos encontramos cuando hablamos de Leyes o Ciencias, o el concepto de dinero, o de propiedad privada, o el de dignidad, o de un contrato o matrimonio, etc. Todas son grandes creaciones del hombre y son válidas y adquieren consistencia real siempre y cuando los hombres las admiten, las respetan, las defienden y perfeccionan. La calidad de estas creaciones y el grado de sometimiento de los hombres a ellas distingue a unos grupos sociales de otros y a pueblos y naciones con grados de desarrollo muy diferenciados.

De lo dicho anteriormente se desprende que las personas “tenemos derechos” no porque hemos nacido con ellos, como ocurre con el pelo o las uñas, sino porque vivimos en una “sociedad” que ha creado estos derechos para sus ciudadanos. Menos popular es el reconocimiento de que los derechos implican obligaciones y que sólo asumiendo éstas obligaciones o compromisos (que impone la sociedad o la propia moral o ética) podremos seguir creando estado de bienestar.

El hombre ha comenzado a tomar conciencia de asfixia en el universo en que vive. La Ciencia deja de ser mera curiosidad en su vida para convertirse en necesidad de supervivencia. Ella, la Ciencia le ha mostrado como jugó el azar y la selección natural en su historia y en la del universo conocido. La Ciencia también alerta del peligro de extinción de la especie. La humanidad necesita imperiosamente socializarse para crear una nueva conciencia operativa (*) capaz de modelarse a sí misma y de modificar el propio entorno haciéndole compatible con la vida y necesidades de su especie. Los humanos van a poder salvaguardar su propio proceso evolutivo con actuaciones racionales capaces de sustituir lo que siempre fue dominio exclusivo del azar y la selección natural. Se establece un trascendente cambio de fase: el hasta ahora conocido Homo sapiens pasa conformar un ser superior el Homo ex-novo (*)

A modo de conclusión: La empresa debe enriquecer y re-crear (volver a crear) su propia esencia y personalidad de tal forma que se haga patente la insustituible función que tiene en el proceso evolutivo del hombre social. Las “empresas” han de ser, para el proceso evolutivo del Homo ex-novo lo que fueron las “manos” para la evolución del Homo sapiens. La “competencia” salvaje que marca a los hombres y destruye a empresas debe sustituirse por una serena “convivencia” para el bien de la especie, del desarrollo sostenible y del alucinante y rapidísimo proceso evolutivo de nuestra especie en conjunción con todo el universo hasta ahora conocido y el que nos falte por conocer.

(*) – Expresiones que usa Eudald Carbonell en su reciente libro “La conciencia que quema”.

martes, 23 de diciembre de 2008

En qué quedamos: "Gastar y ahorrar" o todo lo contrario (¿?)

Si a todo el mundo le da por ahorrar al mismo tiempo el consumo descenderá, consecuentemente se comprarán menos productos, las industrias fabricarán menos cosas, ello implica menos trabajo, más paro, menos sueldo y menos posibilidades de ahorrar.

¡Qué cosas!. El razonamiento de J.M. Keines resulta impecable y por más que repaso siempre me da el mismo resultado: Que para ahorrar más hay que gastar más (¿?).

Menos mal que los “homos sapiens” nos hemos hecho sociales, hemos alcanzado la “Conciencia Operativa” y tenemos capacidad de “autointervención”. Claros y “sabios” ejemplos nos muestra la sociedad de "Países Desarrollados"

Una crisis financiera mundial como la actual puede arrastrar a los ciudadanos a la miseria. La intervención de los Estados, modelos de “reflexión compartida”, determina la financiación de Bancos y Cajas ... para el bien de los ciudadanos. A la crisis industrial inducida por la crisis financiera se le aplica el mismo criterio, financiar a esas industrias con dineros públicos y todo ello ... para bien de los ciudadanos. A los Ayuntamientos, modelos de representación, y que con estos nuevos aires quedaron todos “al pairo” dinerario se les restituye la vitalidad económica con aportaciones del Estado para que sean motores de obras públicas para mejorar la economía (?), reducir el paro (?) y ... para el bien de los ciudadanos.
¡Ver para creer!. El Estado con el dinero de los ciudadanos financia a Bancos, Cajas, Industrias, Ayuntamientos, etc., para que ellos se “sacien” y de esta forma se mueva el Mercado y todo ello ... para el bien de los ciudadanos.
Como “estoy” un poco viejo me cuesta entender porqué el Estado no recauda dinero de los ciudadanos y se lo da a los mismos ciudadanos para que el dinero adquirido lo empleen como han hecho siempre en comprar pisos, coches y muchísimas cosas más y así se reactive de nuevo la banca, la construcción, las industrias y para que los ayuntamientos puedan seguir especulando con los terrenos y todo ello sin intereses, sin inflación y para el bien de todos los ciudadanos.

Más brillante idea puede ser sacar dinero al pueblo y hacer que revierta en el pueblo y repetir cuantas veces sea necesario hasta que el más pobre del país se convierta en rico. Incluso aumentando las cuotas a la Seguridad Social se puden multiplicar los beneficios del Estado de Bienestar. En todo caso pagarían los que vengan detrás, lo mismo que hizo Bernard Mardoff durante veinte años, pero ahora, con la garantía del Estado.

¿Será que estoy cargado porque se ha hecho muy tarde o será que ha llegado la hora de buscar otros razonamientos económicos de más ser y saber y menos tener? (como ya apunto T. de Chardin hace más de 60 años)